No sé por dónde empezar. Supongo que por el principio. La
mayoría de mujeres, por no decir todas, hemos tenido una crianza plenamente
machista, nos hemos levantado en una sociedad patriarcal que ha llenado
nuestras cabezas con sus ideas erróneas. Lo anterior dificulta un poco que
nosotras mismas nos revelemos contra esta o la abandonemos por completo,
abrazando la igualdad y el feminismo como queremos.
Llevo poco más de un año empapando mi vida con esta
ideología revolucionaria. No soy más que una adolescente aún, que como casi
todas fue indirectamente criada bajo criterios machistas. Mi madre es quien
trabaja, mis tías son quienes llevan las riendas del hogar y de sus vidas, lo
mismo en casi el resto de la familia, las mujeres estamos empoderadas y somos independientes,
libres; sin embargo, en el fondo existen esos toques de machismo, esas sutiles
ideas patriarcales, ese “el hombre manda" implícito en mi vida y en la
vida de muchas féminas de antes, de ahora, y dios no lo quiera, de las que
vienen.
Esas sutiles ideas, dadas por el ideal del amor romántico y
criterios medievales, afectan de sobremanera el progreso social, la búsqueda de
la igualdad; ideas tales como: “Él es quien debe pagar las cuentas", “debo
ser siempre una señorita bien portada", “él tiene que tomar la
iniciativa", “que me busque él, él es el hombre", “niña =rosa,
niño=azul", “el nene no puede jugar con muñecas", “¿por qué ya no son
femeninas las mujeres?", "esta se acuesta con todos, es una
puta", “esos vestidos cortos son indecentes", “mi marido no puede
limpiar la casa o cuidar a los niños, ellos no saben de eso", y bien, si
sigo dando ejemplos de féminas inconscientemente machistas, no acabo pronto.
Que estoy y, creo, estamos cansadas de que por parte de
cualquier género, no se pueda ser más que eso, no seamos reconocidos como
personas sino divididos por nuestros genitales, que a veces nos dividimos
nosotras misma por este “hecho” estúpido. Que si soy mujer puedo esto o lo
otro, que si soy mujer soy capaz de esto o lo otro, soy hecha para tal cosa, y
los hombres no, los hombres a lo de ellos, a su papel. Y, de nuevo, eso
hacemos, nuestro papel, actuar, no vivir.
Y lo que enerva es que no es culpa nuestra, que muchas
veces esas frasecitas se salen solas, que el subconsciente es patriarcal hasta
la médula, que muchas veces el feminismo ataca estas actitudes en lugar de
modificarlas de fondo, que no se es más o menos feminista si llevas poco o
mucho en esto, si ya te quitaste todo el machismo del alma o lo combatís cada
día, si te depilás las piernas o no, si te gusta ser o no una dama, porque
muchas veces no lo hacés para ellos, lo hacés por vos y para vos misma.
Vamos, que a cuántas nos gusta usar maquillaje, tener la
piel sin un bello, estar con la figura que querés y ser la damita, pero eso sí,
con salud, cuando se nos venga en gana, no por obligación y no por nadie más,
que eso no le veo yo nada de negativo. Que mientras sea por vos y para vos
misma que actuás, no hay problema. Que si te gusta lo contrario, que si no te
gusta el maquillaje o ese tipo de cosas “exclusivas para la mujer”, no las
uses, que no hay problema tampoco. Y si a un “macho” le gusta la peluquería o
cuidar nenes, no hay cosa que juzgar. El feminismo es eso, ¿no? Es igualdad, no
juzgar ni juzgarse, así que ¡a hacer eso!
El feminismo no puede ser represivo, y a veces me siento un
poquito atacada por ciertas ideas algo "radicales", o bueno, no sé ni
cómo llamarlas. A veces muchos hombres se sienten atacados también. Quizás esas
ni siquiera son ideas reales del feminismo, no sé. Pero que nada de lo anterior
me hace menos feminista, menos mujer y menos yo.
Que hay de actitudes a actitudes, cosas que deben cambiarse
y otras que quedan al libre albedrío. Que mientras lo que yo haga no me
reprima, no me subyugue, no lastime a mi género, a mí o cualquier persona, no
afecte el proceso de igualdad y me haga feliz, no hay problema alguno, no hay
nada que temer o porqué echarse atrás.
Me considero feminista, en búsqueda de la extinción de mis
propios micro machismos. Me declaro feminista, en todo el sentido de la
palabra. Me declaro mujer libre, linda y loca. Me declaro yo, sin miedo. Sin
miedo a ningún género, sin definiciones ni etiquetas, sin límites ni bajo
reglas absurdas, sólo bajo mi ley propia de libertad, amor y respeto. ¿Quién
más se declara así?
Att: Una
feminista en proceso.