miércoles, 17 de junio de 2015

Escritos hipotéticos de una mente inerte

Mis saludos,

Soy yo, tengo no más que diez días de vida.
He estado ya más de quince años sobre esta tierra. He sufrido y reído, aunque no en igual medida.
No me aflige irme.
Agradezco con el alma a todos aquellos que tuvieron intención de ayudarle a este ser.
No siento la necesidad de estar aquí por más tiempo. Estoy conforme con todo lo vivido, con todo lo sufrido. Quizás todo ocurre como debe. No debo tener queja alguna.
Agradezco también a quienes tuvieron la osadía de dejarme entrar en ellos, en sus almas, y revolcarlas con mi "amor" tan destructivo y desconocido.
Iré quizás a un lugar mejor, a uno peor o a ninguno. Eso no me preocupa. Me he pasado quince años, parada en este lugar absurdo, preocupándome por cada innecesario detalle. Agobiándome por la vida misma.
Los motivos de mi cercana muerte no me son desconocidos. Sólo estimo una fecha, pero quien me conozca sabrá que los planes son lo mío, exceptuando la parte de cumplirlos. No tengo interés en dar a conocer esta causa, quien desee podrá intentar deducirlo.
Sólo, sepan que quizá los quise, los quiero y los querré, si me es posible. Supongo que ya saben que ni siquiera conozco el significado de este verbo: "querer".
No sé si los extrañaré o no, no puedo asegurarlo. La soledad no me agobia, la soledad es lo mío. Lo que me depara la vida me causa una ansiedad permanente, lo que me depara la muerte, una tranquilidad esperanzadora.
Quizás, sólo quizás, faltaron algunos libros por leer, algunas frases por llorar, lluvias que sentir, dolores que escribir, verdades que escupir, gentes por destruir con la intención de amarlas.
Pero bueno, lo anterior no me quita el sueño, y espero, no se lo quite a ustedes.
Es en parte un alivio tan anhelada noticia, "no más de diez días". Agradable no ser la causante de sufrimientos ni tener que pasar yo, de nuevo, por ellos.
Lo sé, lo han intentado, y podría decir que algunas veces, lo han conseguido. Han conseguido hacerme sentir los reflejos de lo que podría ser la felicidad, pero no me basta. Nada me basta. Pronto esos reflejos se convierten, sin motivo, en sombras, en ausencias.
No sé si sea o no mi culpa, no sé si no me esfuerzo lo suficiente, o las pequeñas "pastillitas" blancas no son lo suficientemente efectivas. No sé nada.
Veo como ustedes sonríen y ríen, algunos verdaderamente, otros quizás, como yo, no sean más que intentos y actuaciones, fallidas, en la mayoría de ocasiones, de "felicidad".
Para algunos puede ser tan fácil, como respirar, el pasar día tras día persiguiendo algo que quizás no exista, el estar allí, existiendo, sin más, y sintiéndose agradecidos por ello. Los felicito, no de todo corazón, quizás; puede los envidie un poco, pero después pienso que vivir feliz, en la falsedad, no es mi estilo, que prefiero la roca fría, dura y segura sobre la que me siento, que soñar con que descanso en un sillón de plumas mientras me hundo en arenas movedizas.
Mala situación, quizás, para hablar con verdades crudas. Quizás, debería estar dando consuelos falsos en tan duro momento, para algunos; pero mentir nunca ha sido lo mío, excluyendo la omisión, por supuesto. Esta vez, no opto por ella. No opto por ningún tipo de mentira.
¿Menciono "quizás" tantas veces está palabra deliberadamente porque pienso que todo, que el todo, es tan relativo? o, ¿la menciono sin saberlo y trato de buscar una excusa, un buen motivo? Quizás.
Quizás odie la relatividad, quizás la odie porque en este mundo están decididos a arrebatártela  y llegar con sus absolutos tan inciertos. Quizás odio todo lo incierto porque lo necesito, porque de el dependo. Quizás llego al punto en que no sé ni que tecleo porque es solo la necesidad constante de vaciar mi mente inerte, de vaciarla y dale vida... o muerte absoluta. No sé si creo en absolutos.
Les deseo sin embargo, toda la felicidad posible, a cada una de las personas, independientemente de si han pasado o no por mi vida, de si me han hecho bien o mal. Yo no la obtuve, y no sufro por ello.
Siento la vida como una "pasión inútil", como lo decía Sartre.
Puede ser algo maravilloso, pero esto no aleja el hecho de que es efímero y vano. Nada vale o trasciende realmente.
Creo firmemente en que todo ser tiene derecho a vivir, sentir, pensar o morir, como se le venga en gana, mientras no afecte al otro, y si el otro se ve afectado por puro egoísmo, pues esto no cuenta.
Ya estas noches son tan reflexivamente innecesarias e inapropiadas que me agoto, me agoto con facilidad extrema.
Aquí concluyo, ya que por mayor o menor número de letras, no hay o deja de haber más muerte o vida.
Me despido haciéndolos  conocedores de la tranquilidad, y hasta felicidad, que pueden poseer respecto a mi partida. Quizás sea esta un regalo.


Hasta pronto, o hasta nunca. Eso yo no lo sé.

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