Mis saludos,
Soy yo, tengo no más que diez días de vida.
He estado ya más de quince años sobre esta tierra. He
sufrido y reído, aunque no en igual medida.
No me aflige irme.
Agradezco con el alma a todos aquellos que tuvieron
intención de ayudarle a este ser.
No siento la necesidad de estar aquí por más tiempo. Estoy
conforme con todo lo vivido, con todo lo sufrido. Quizás todo ocurre como debe.
No debo tener queja alguna.
Agradezco también a quienes tuvieron la osadía de dejarme
entrar en ellos, en sus almas, y revolcarlas con mi "amor" tan
destructivo y desconocido.
Iré quizás a un lugar mejor, a uno peor o a ninguno. Eso no
me preocupa. Me he pasado quince años, parada en este lugar absurdo,
preocupándome por cada innecesario detalle. Agobiándome por la vida misma.
Los motivos de mi cercana muerte no me son desconocidos.
Sólo estimo una fecha, pero quien me conozca sabrá que los planes son lo mío,
exceptuando la parte de cumplirlos. No tengo interés en dar a conocer esta
causa, quien desee podrá intentar deducirlo.
Sólo, sepan que quizá los quise, los quiero y los querré,
si me es posible. Supongo que ya saben que ni siquiera conozco el significado
de este verbo: "querer".
No sé si los extrañaré o no, no puedo asegurarlo. La
soledad no me agobia, la soledad es lo mío. Lo que me depara la vida me causa
una ansiedad permanente, lo que me depara la muerte, una tranquilidad
esperanzadora.
Quizás, sólo quizás, faltaron algunos libros por leer,
algunas frases por llorar, lluvias que sentir, dolores que escribir, verdades
que escupir, gentes por destruir con la intención de amarlas.
Pero bueno, lo anterior no me quita el sueño, y espero, no
se lo quite a ustedes.
Es en parte un alivio tan anhelada noticia, "no más de
diez días". Agradable no ser la causante de sufrimientos ni tener que
pasar yo, de nuevo, por ellos.
Lo sé, lo han intentado, y podría decir que algunas veces,
lo han conseguido. Han conseguido hacerme sentir los reflejos de lo que podría
ser la felicidad, pero no me basta. Nada me basta. Pronto esos reflejos se
convierten, sin motivo, en sombras, en ausencias.
No sé si sea o no mi culpa, no sé si no me esfuerzo lo
suficiente, o las pequeñas "pastillitas" blancas no son lo suficientemente
efectivas. No sé nada.
Veo como ustedes sonríen y ríen, algunos verdaderamente,
otros quizás, como yo, no sean más que intentos y actuaciones, fallidas, en la
mayoría de ocasiones, de "felicidad".
Para algunos puede ser tan fácil, como respirar, el pasar
día tras día persiguiendo algo que quizás no exista, el estar allí, existiendo,
sin más, y sintiéndose agradecidos por ello. Los felicito, no de todo corazón,
quizás; puede los envidie un poco, pero después pienso que vivir feliz, en la
falsedad, no es mi estilo, que prefiero la roca fría, dura y segura sobre la
que me siento, que soñar con que descanso en un sillón de plumas mientras me
hundo en arenas movedizas.
Mala situación, quizás, para hablar con verdades crudas.
Quizás, debería estar dando consuelos falsos en tan duro momento, para algunos;
pero mentir nunca ha sido lo mío, excluyendo la omisión, por supuesto. Esta
vez, no opto por ella. No opto por ningún tipo de mentira.
¿Menciono "quizás" tantas veces está palabra
deliberadamente porque pienso que todo, que el todo, es tan relativo? o, ¿la
menciono sin saberlo y trato de buscar una excusa, un buen motivo? Quizás.
Quizás odie la relatividad, quizás la odie porque en este
mundo están decididos a arrebatártela y
llegar con sus absolutos tan inciertos. Quizás odio todo lo incierto porque lo
necesito, porque de el dependo. Quizás llego al punto en que no sé ni que
tecleo porque es solo la necesidad constante de vaciar mi mente inerte, de
vaciarla y dale vida... o muerte absoluta. No sé si creo en absolutos.
Les deseo sin embargo, toda la felicidad posible, a cada
una de las personas, independientemente de si han pasado o no por mi vida, de
si me han hecho bien o mal. Yo no la obtuve, y no sufro por ello.
Siento la vida como una "pasión inútil", como lo
decía Sartre.
Puede ser algo maravilloso, pero esto no aleja el hecho de
que es efímero y vano. Nada vale o trasciende realmente.
Creo firmemente en que todo ser tiene derecho a vivir,
sentir, pensar o morir, como se le venga en gana, mientras no afecte al otro, y
si el otro se ve afectado por puro egoísmo, pues esto no cuenta.
Ya estas noches son tan reflexivamente innecesarias e
inapropiadas que me agoto, me agoto con facilidad extrema.
Aquí concluyo, ya que por mayor o menor número de letras,
no hay o deja de haber más muerte o vida.
Me despido haciéndolos
conocedores de la tranquilidad, y hasta felicidad, que pueden poseer
respecto a mi partida. Quizás sea esta un regalo.
Hasta pronto, o hasta nunca. Eso yo no lo sé.